martes, 19 de septiembre de 2017

LA SINCERIDAD



 Verdad y Mentira

    Una vez Verdad y Mentira se encontraron en el camino.

    -Buenas tardes –dijo Verdad.
    -Buenas tardes –respondió Mentira-. ¿Cómo te va últimamente?
    -Me temo que no muy bien –suspiró Verdad-. Son tiempos difíciles para alguien como yo.
    -Sí, ya veo –dijo Mentira, echando una ojeada a las ropas harapientas de Verdad-. Parece que hace tiempo que no pruebas bocado.

    -A decir verdad, así es –admitió Verdad-. Nadie quiere emplearme hoy en día. Dondequiera que voy, la mayoría de la gente me ignora o se burla de mí. Es desalentador, te lo aseguro. Empiezo a preguntarme por qué lo soporto.

    -Exactamente, ¿por qué? Ven conmigo, y yo te mostraré cómo llevarte bien. No hay motivos para que no puedas comer opíparamente, como yo, y vestir la mejor ropa, como yo. Pero debes prometer que no dirás una palabra contra mí mientras estemos juntos.

    Verdad hizo esa promesa y convino en llevarse bien con Mentira por un tiempo, no tanto porque le gustara su compañía sino porque tenía tanta hambre que desfallecería si no comía nada. Anduvieron por el camino hasta llegar a una ciudad, y Mentira lo condujo hasta la mejor mesa del mejor restaurante.

    -Camarero, queremos las mejores carnes, las golosinas más dulces, el mejor vino –pidió, y comieron y bebieron toda la tarde. Al fin, cuando ya no pudo comer más, Mentira se puso a golpear la mesa llamando al gerente, que acudió a la carrera.

    -¿Qué clase de lugar es éste? –protestó Mentira-. Hace una hora que le di a ese camarero una pieza de oro, y todavía no nos ha traído el cambio.

    El gerente llamó al camarero, quien dijo que ese caballero no le había dado un solo céntimo.
    -¿Qué? –gritó Mentira, llamando la atención de todos los presentes-. ¡Este lugar es increíble! ¡Vienen a comer ciudadanos inocentes y respetuosos de la ley, y ustedes los despojan del dinero que han ganado con tanto esfuerzo! ¡Son un  hato de ladrones y mentirosos! ¡Me habrán engañado una vez, pero nunca más me verán de nuevo! ¡Tenga!   
      
    –Le arrojó una pieza de oro al gerente-. ¡Pero esta vez tráigame el cambio!
    Pero el gerente, temiendo por la reputación de su establecimiento, se negó a aceptar la pieza de oro, y en cambio le llevó a Mentira el cambio de la primera moneda que él afirmaba haber dado. Luego llevó al camarero aparte, y lo acusó de pillastre, y amenazó con despedirlo. Y por mucho que el camarero insistía en que ese hombre no le había dado un céntimo, el gerente se negaba a creerle.

    -Ay, Verdad, ¿dónde te has escondido? –suspiró el camarero-. ¿Has abandonado a los trabajadores?

    -No,  estoy aquí –gruñó Verdad para sus adentros-, pero el hambre me nubló el juicio, y ahora no puedo hablar sin romper la promesa que hice a Mentira.
    En cuanto estuvieron en la calle, Mentira soltó una risotada y palmeó a Verdad en la espalda.

    -¿Ves cómo funciona el mundo? Me las apañé muy bien, ¿no crees?
    Pero Verdad se alejó de su compañero.

    -Prefiero morirme de hambre a vivir como tú –dijo.

    Y así Verdad y Mentira siguieron cada cual su camino, y nunca más viajaron juntos.
  

 
En algún momento la Sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. Si por ejemplo, es evidente que un amigo trata mal a su esposa o a sus empleados, tenemos la obligación de decírselo, señalando las faltas en las que incurre y el daño que provoca, no solamente a las personas, sino a la buena convivencia que debe haber.

    La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Vernos sorprendidos en la mentira es más vergonzoso.

    Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.
 
Con autorización de:    www.encuentra.com

         
 Actividades.

Responde las siguientes preguntas


            a) ¿Cómo vivía Verdad?
            b) ¿Cómo comía y vestía Mentira?
            c) ¿Qué hicieron en el restaurante?
            d) ¿Le salió bien a Mentira?
            e) ¿Qué decidió Verdad?
            f) ¿Por qué no hemos de decir mentiras?







LA SINCERIDAD
  • A. ¿Qué es la sinceridad?
  • B. Sinceridad con uno mismo.
  • C. Sinceridad con los demás.
A. ¿QUÉ ES LA SINCERIDAD?1. ¿Qué es la sinceridad? La sinceridad es el hábito de manifestar la verdad, de modo que lo que uno expresa coincida con lo que realmente piensa y vive.

2. ¿Tipos de sinceridad? Se habla de varios modos de sinceridad:
  • Sinceridad de palabra: las palabras expresan en verdad los pensamientos.
  • Sinceridad de vida: las obras muestran en verdad lo que pensamos. Coherencia entre obras e ideales.
  • Sinceridad en sentido reducido: no decir mentiras; equivale a la veracidad.
  • Sinceridad en sentido amplio: no decir mentiras, y no ocultar información a quien debe saberlo. La veracidad consiste en no decir mentiras; la persona sincera además de no mentir se muestra a sí misma abiertamente.
3. ¿Es fácil la sinceridad? Depende. La sinceridad es fácil cuando la verdad no causa problemas ni empaña la propia dignidad. Por ejemplo, si se pregunta "¿quién ha hecho esto?", y se trata de un asunto bien realizado, es sencillo admitir que uno lo hizo. En cambio, la sinceridad se vuelve costosa cuando las consecuencias de una verdad pueden ser molestas. Por ejemplo, la pregunta anterior es más difícil de responder si se trata de admitir una chapuza o una rotura. A veces la sinceridad exige valentía.
4. ¿Qué beneficios proporciona la sinceridad?
  • Con la sinceridad, a veces se queda bien ante los demás, que aprecian la verdad. También se queda bien ante la propia conciencia que aplaude los comportamientos sinceros.
  • La sinceridad es imprescindible para que haya confianza, y por tanto para relacionarse con los demás. Por ejemplo, facilita trabajar en equipo.
  • En la vida espiritual, la sinceridad es esencial: para confesarse, para la dirección espiritual, para la humildad, para no quedarse solos...
5. ¿Siempre hay que decir lo que uno piensa? No siempre. La sinceridad tiene límites:
  • La caridad es más importante. Uno no puede insultar a otro aunque lo piense. Tampoco se deben decir a los demás los fallos que cometen, salvo que decírselo les ayude.
  • El respeto a la buena fama es otro límite para la sinceridad. No se deben divulgar los errores de los demás.
  • Otro límite de la sinceridad es la defensa de la propia intimidad. Hay cosas que no se deben comunicar a todos.
6. ¿Cómo fomentar la sinceridad? Pueden ayudar estas ideas:
  • Los valientes superan el temor a quedar mal. Los hombres de talento saben buscar apoyos y consejo, exponiendo sinceramente la situación.
  • Apreciar la verdad y manifestarlo. Esto ayuda a que el deseo de verdad se difunda.
  • Agradecer a los demás sus muestras de sinceridad les facilita ejercitarla. Igualmente conviene moderar los castigos si la falta se ha reconocido sinceramente.
  • El recurso mejor para la sinceridad es recordar frecuentemente nuestra filiación divina. Un hijo de Dios se sabe amado por Él, y no teme a broncas o a ser menos estimado. Así supera fácilmente cualquier temor.
  • Respecto a la dirección espiritual, conviene recordar que formamos parte de un equipo y estamos en el mismo bando. Esto debe ser así realmente.
7. ¿Cómo ejercitar la sinceridad?
  • Entrenarse a reconocer fallos pequeños es un ejercicio de sinceridad.
  • Evitar las excusas interiores y exteriores ante los propios fallos. Reconocerlos sin disimulo.
  • Entrenarse a cumplir la palabra dada. Es un ejercicio de lealtad, pero también de sinceridad: lo que digo ahora lo hago verdadero en el futuro cumpliendo lo dicho.
B. SINCERIDAD CON UNO MISMO.
Engañarse a sí mismo suena ridículo, pero la realidad se muestra diferente y no es fácil reconocer los propios defectos.1. ¿Dificultades para la sinceridad con uno mismo? Son principalmente dos:
  • La soberbia.- La persona algo orgullosa se considera a sí misma mucho mejor de lo que es en realidad, y le cuesta reconocer sus fallos porque esto rebajaría la propia dignidad ante sus ojos. Quizá tiene dificultades en amar y se le hace costoso apreciar a alguien con defectos. Como desea amarse a sí mismo, no quiere verse con fallos. Y no los reconoce.
  • La comodidad.- De modo más o menos consciente, se distingue que reconocer un defecto implica empezar a corregirlo. Y ya se sabe que cualquier cambio exige esfuerzo. En conclusión: un defecto encontrado incluye un combate añadido. Pero la comodidad huye de cualquier batalla molesta. Por tanto, si uno anda deseoso de confort no quiere oír hablar de defectos.
2. ¿Beneficios de la sinceridad con uno mismo? Son varios y bastante importantes. Siempre debidos al hecho de reconocer las propias faltas. Veamos algunos:
  • Permite corregirse y mejorar.- Pues reconocer los propios defectos es un paso previo a quitarlos.
  • Permite tener una conciencia recta, que distingue el bien del mal.
  • Permite pedir perdón a Dios y a los demás. Evita el orgullo.
  • Mejora la capacidad intelectual.- Sorprendente afirmación que exige un rápido comentario. La misión de la inteligencia es buscar la verdad. Si uno se acostumbra a ser sincero, tendrá más facilidad para reconocer la realidad y separarla de lo falso o de las medias tintas. En cambio, es más difícil encontrar la verdad a quien tiene el hábito mental de cambiar lo verdadero según los propios gustos o intereses. La verdad personal ayuda a encontrar la verdad de las cosas, y en este sentido la inteligencia mejora.
C. SINCERIDAD CON LOS DEMÁS.1. ¿Hay que ser sincero con todos? Sí, pero no del mismo modo. No se debe mentir, pero hay cosas que sólo deben comentarse con algunos. La prudencia invita a una sinceridad escalonada según las personas con quien uno habla, según el grado de confianza que se deposita en ellas. Así, hay hechos que pueden darse a conocer a todos, pero hay temas que sólo se comunican a los amigos. Asimismo hay asuntos que son propios de la familia, o de la empresa y cosas que sólo se cuentan en la dirección espiritual.

2. ¿Se trata de engañar a la gente? No se trata de engañar a la gente, sino de proteger un poco la intimidad. Esta protección es innecesaria en el cielo donde nada hay que ocultar, ni nadie va a pisotear. Pero en la tierra las burlas y cuchilladas son abundantes, y por este motivo la sinceridad no debe ser absoluta con todos, aunque sí se debe decir la verdad a todos.

3. ¿Dificultades para ser sinceros con los demás?
  • La posibilidad de una bronca.- Si uno ha hecho algo mal y lo manifiesta, es posible que se gane una reprimenda -quizá menor si se reconoce el fallo-. Sin embargo, una persona responsable sabe dar cuenta de sus actos y asume las consecuencias de sus errores. Aquí responsabilidad y sinceridad van unidas.
  • El temor a ser menos estimado.- El hombre se siente atraído por los dones y virtudes que observa en las personas y, según esto, quien reconoce un defecto será menos apreciado. Esto es una realidad y quizá sea el núcleo de la idea de callarse. Sin embargo, amar es desear el bien a alguien , y se puede pretender el bien de cualquiera con independencia de los defectos que acumule.
4. ¿Beneficios de la sinceridad con los demás? La sinceridad -con una persona de confianza- ofrece varias ventajas:
  • Es más fácil procurar el bien a quien admite sus errores porque se le ve necesitado de ayuda.
  • La persona sincera será más apreciada por la sinceridad que muestra. La confianza aumenta.
  • Uno puede desahogar las preocupaciones. La soledad disminuye.
  • Pueden recibirse consejos adecuados y ánimos oportunos.
5. ¿Conviene tener dirección espiritual? La dirección espiritual es un auxilio muy conveniente para el alma. Permite ejercitar la humildad y la sinceridad al reconocer los errores. Se practica la docilidad al escuchar los consejos, y la fe al ver en esas orientaciones la Voluntad divina. Se cuenta con un apoyo humano. Y sobre todo, Dios premia todo ello con un aumento de gracia. 
6. ¿Es necesaria la sinceridad en la dirección espiritual? Cualquiera sabe la respuesta. Sólo con esta sinceridad se obtienen los beneficios del apoyo y consejos adecuados.



DERECHOS DE AUTOR: tomado de http://www.ideasrapidas.org/sinceridad.htm



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